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lejado desde hace algún tiempo de los
quehaceres que me impone el contacto con mis amigos “oyentes”, vuelvo con una
dosis de culpa, aunque sabiendo que día a día son muchos, quienes desde
cualquier lugar del mundo acceden a estas notas.
He preferido abstenerme de
esbozar comentario alguno sobre la actualidad de los medios, dado que de
haberlo hecho, hubieran significado de un tono absolutamente critico, ante lo
deplorable que por estos tiempos recibimos de quienes tienen la responsabilidad
de brindar un menú aceptable y ameno, como aquellos que me llevaran a esta pasión.
Días pasados, con verdadera satisfacción
he recibido un mensaje altamente emotivo. Se contactó, con este blog, el hijo
de quienes fueran dos iconos del quehacer radial y televisivo de aquellos
tiempos de gloria, que supimos disfrutar.
Solo su apellido, ya identificó en mi
mente aquella época dorada donde los medios, eran por sobre todo, educativos y cautivantes
en cuanto a sus contenidos. La persona en cuestión, lleva como sello de calidad
un nombre que así como ocurre en mi mente y aún en mis retinas, seguramente lo
mismo les ocurrirá a quienes como yo, lo supimos disfrutar. ALFREDO GISBERT.
El texto de ese halagador mensaje
expresa:
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Hola
“Vi tus líneas, si te puedo ayudar en
alguna evocación de mi viejo o de mi madre Martha Montalban conta conmigo.
Saludo afectuoso.”
Alfredo Gisbert
Agradeciendo el contacto y la novedad
por mi ignorada, es que aquel recordado gran locutor y maestro de ceremonias,
estaba casado con otra gran estrella del quehacer radial, la Sra Martha Montalban, voz
calificada de la programación, de cuando LR3 Radio Belgrano, era una radio
seria(años ´50-´60) y no presa de cuanto aparato político accediera al poder.
Mi respuesta no se hizo esperar y fue la siguiente:
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15 jul.
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“Estimado Alfredo,
ante todo gracias por molestarte en este acercamiento. Recuerdo con especial
respeto a tu padre, uno de los conspicuos locutores y maestros de ceremonias,
de cuando en los medios trabajaban los verdaderos profesionales.
Lo que ignoraba es que
su esposa fuera otra de las grandes locutoras como Martha Montalvan, una
voz dulce y cautivante que identificaba a Radio Belgrano.
Me encantaría tu grato
ofrecimiento de recibir testimonios de estos dos exitosos, que deleitaran mi
infancia. Gracias y quedo a la espera de tus envíos, será un verdadero placer,
ya que ese es el sentido del Blog.
Cordiales saludos y mi
homenaje a tus viejos, que en el cielo estarán seguramente brillando con su
arte.”
Abrazo-J.G.
En pocos días gracias a otro amigo "del aire", nos reencontraremos com material del inolvidable "JUANCHO"