Allá por 1970 la por entonces LS6 Radio Del Pueblo, “La emisora mas popular”, este era su slogan, estaba como casi todas las emisoras del país intervenidas por el Estado. En esta casa, ejercía tal función un entrañable caballero porteño llamado Don Antonio Maida. Este verdadero señor, ex cantor de tangos en los ‘40, jamás hizo sentir entre quienes trabajábamos en esa radio, el rigor del cargo que ocupaba. Por el contrario, con su estilo bonachón y amistoso, siempre estaba dispuesto a escuchar a quien deseara verlo. Después del pretendido achicamiento presupuestario impuesto por el director de medios de la época, Radio del Pueblo junto a Belgrano y Argentina emitían desde la vieja casona que fuera orgullo durante las décadas de oro de LR4 Radio Splendid, en URUGUAY 1237.
En ese segundo piso, sede de la emisora evocada, deambulaba un jovencito veinteañero, flaco, desgarbado y muy buena persona. Su meta era ejercer el rol de la profesión que amaba, el periodismo deportivo. Ese joven, respetuoso y emprendedor era ROBERTO RINALDI. Al poco tiempo de su llegada, comenzó con los flash del deporte durante todo el día. Luego, ante el crecimiento profesional y la estima ganada en buena ley en toda la radio, pasa a ocupar un lugar de relevancia en las transmisiones de Horacio Irañeta, con la campaña de Vélez Sarsfield, desde estudios centrales. Esta experiencia le significó un gran crecimiento, quizá cuan largo como su talla corpórea. Para quien en esos tiempos ejercía una función en radio, el objetivo era “jugar en Boca” y Boca era LS5 Radio Rivadavia. Y el flaco, así se lo conoció siempre, jugó en primera. En 1973, junto a otro tipazo llamado Tito Junco, conformaron la dupla del pase periodístico del año, juntos en el equipo de José María Muñoz, nada menos. Rinaldi, mi homenajeado de hoy, se mantuvo por años en la calle Arenales, en los `90 pasa a LR5 la Red y allí comienza a cristalizar semanalmente algo de su inventiva, cosa que también realizaría en T.V. “LOS MEJORES DE SIEMPRE”.
Hoy, ROBERTO RINALDI, ya abuelo, luce su voz, estilo y conocimientos propios de su exitosa carrera en un excelente ciclo diario, a las 24 en LR3 Radio Belgrano-AM950-. Nostalgia, amenidad, y conocimientos de lo que aborda, son los pilares de este ciclo de 90 minutos, con invitados del deporte que hacen historia. En este ciclo que ya lleva diez años en el aire, siempre el invitado, reconoce los valores de este siempre atento, afable y verdadero profesional del periodismo deportivo.
En la descripción precedente es fundamental observar los comienzos de este periodista. Claro, allá en los `70 no existían por suerte escuelas montadas por periodistas devenidos en comerciantes que hoy con toda impunidad autoproclaman a sus egresados como verdaderos virtuosos. Nada más lejano, lo único que aprendieron fue el chisme, la irrespetuosidad hacia el oyente y hablar a los gritos uno pisando al otro. Y lo peor para un periodísta desconocer la historia. Lo más triste, es que estos mercaderes académicos, irreverentemente reniegan del siempre recordado RELATOR DE AMÉRICA, quien fuera su maestro en la profesión y en su amor al trabajo.
Hoy, ROBERTO RINALDI, ya abuelo, luce su voz, estilo y conocimientos propios de su exitosa carrera en un excelente ciclo diario, a las 24 en LR3 Radio Belgrano-AM950-. Nostalgia, amenidad, y conocimientos de lo que aborda, son los pilares de este ciclo de 90 minutos, con invitados del deporte que hacen historia. En este ciclo que ya lleva diez años en el aire, siempre el invitado, reconoce los valores de este siempre atento, afable y verdadero profesional del periodismo deportivo.
En la descripción precedente es fundamental observar los comienzos de este periodista. Claro, allá en los `70 no existían por suerte escuelas montadas por periodistas devenidos en comerciantes que hoy con toda impunidad autoproclaman a sus egresados como verdaderos virtuosos. Nada más lejano, lo único que aprendieron fue el chisme, la irrespetuosidad hacia el oyente y hablar a los gritos uno pisando al otro. Y lo peor para un periodísta desconocer la historia. Lo más triste, es que estos mercaderes académicos, irreverentemente reniegan del siempre recordado RELATOR DE AMÉRICA, quien fuera su maestro en la profesión y en su amor al trabajo.