Que ponemos ¿Un QUIOSCO o una RADIOLA?
En pocas horas, el
27 de Agosto, nuevamente en cuanta frecuencia exista del enfermo espectro radiofónico
argentino, cualquier personaje que enfrente un micrófono, volverá a repetir la anécdota
de cada año. Muchos, por no decir la gran mayoría lo hará sin tener la menor
noción de lo que aquello significara en 1920. Solo será el repetir todo cuanto
se dijera en cada jornada alegórica a la fecha.
Han pasado 93 años
desde aquella gesta, y nada ha cambiado en cuanto a un discurso que en
absoluto, se ha modificado. Desde aquel ya lejano mitológico acto hasta hoy, el
medio radiofónico argentino, ha transitado un sin numero de hechos y circunstancias, que
orgullosamente han rubricado las intenciones de aquellos visionarios. Pero también,
han quedado en el camino, otras tantas situaciones que han perjudicado en grado
sumo, a la que fuera considerada como la radiofonía de mayor relevancia a nivel
mundial.
Quienes nos hemos
involucrado a lo largo de nuestras vidas en este maravilloso medio, aprendimos de la importancia de la radio como medio de comunicación, y el rol
que esta desempeña para con la sociedad.
Hemos sido
educados de la sensibilidad de las frecuencias y que estas pertenecen al estado
nacional, y que además deben cumplimentar lo acordado a nivel internacional.
En octubre de de 1951, se reunió
en México el Congreso de Frecuencias
Radioeléctricas para América Latina, una asociación que tenía a
su cargo el registro de asignaciones de frecuencias de radio para el continente
americano. Esto significó que aquellas posiciones que no hubieran sido
asignadas en tiempo y forma, verían postergadas su puesta en el aire hasta un “Nuevo
Congreso Americano”, en el que se sancionaría una nueva regulación para el
continente. Esta cuestión tenía un porqué, ya que la Radiofonía se había
transformado en una industria que había calado hondo en todos los países del
mundo y era necesario ordenar el espectro
para evitar superposiciones a nivel internacional. Por ello, aquellas naciones
que no cumplimentaran los requisitos del citado Congreso de México, se
arriesgaban a perder la explotación de frecuencias, so pena de ser delegadas a
países limítrofes, especialmente Uruguay, Chile, Paraguay y Brasil. Dadas estas
circunstancias, fueron varias las emisoras argentinas, fundamentalmente las del
interior del país- las que debieron aprestarse con prisa a irrumpir en el aire
de sus respectivas regiones, antes del 1 de octubre de 1951.
Hoy, da toda la
sensación que aquello ha quedado en el olvido. Ya no se publican los llamados públicos a
licitación de las frecuencias a los que estábamos acostumbrados, ya que en nuestro
país aquello que fuera serio, se ha transformado en un
verdadero villorio, coptado por okupas inescrupulosos que se han adueñado “del aire putreo”
de todos los argentinos.
En nuestro país existen
7.500 radios ilegales. Las radios-si así se las puede denominar-, ilegales
representan el 96.25% de las que emiten en el territorio nacional. Proliferan
con total y absoluta impunidad, por su bajo costo y por el favoritismo político.
El “eter” esta viciado por emisoras del máximo extremo de la berretada, al
grado que lastima los principios elementales para los que fuera concebida la
radiotelefonía.. No existe en el mundo civilizado un caso similar.
Argentina también se destaca en esto.
Así como hoy los
ciudadanos estamos peligrosamente expuestos a la inseguridad delictiva, por
igual lo estamos en materia de radiodifusión.
Pero el 27 de
Agosto, una vez más los irreverentes truchos mercaderes de estos tiempos, evocarán la
gesta del Coliseo. Y lo peor, es que estos homenajes de rutina, se realizarán
desde fatuos pseudos estudios, ubicados en galpones, baños y hasta en cocinas
domésticas, en las mas diversas geografías del país, que con total negligencia, permite y alienta el Estado
Nacional.