domingo, 25 de agosto de 2013

La inseguridad de un aire viciado


Que ponemos ¿Un QUIOSCO o una RADIOLA?

En pocas horas, el 27 de Agosto, nuevamente en cuanta frecuencia exista del enfermo espectro radiofónico argentino, cualquier personaje que enfrente un micrófono, volverá a repetir la anécdota de cada año. Muchos, por no decir la gran mayoría lo hará sin tener la menor noción de lo que aquello significara en 1920. Solo será el repetir todo cuanto se dijera en cada jornada alegórica a la fecha.


Han pasado 93 años desde aquella gesta, y nada ha cambiado en cuanto a un discurso que en absoluto, se ha modificado. Desde aquel ya lejano mitológico acto hasta hoy, el medio radiofónico argentino, ha transitado un sin numero de hechos y circunstancias, que orgullosamente han rubricado las intenciones de aquellos visionarios. Pero también, han quedado en el camino, otras tantas situaciones que han perjudicado en grado sumo, a la que fuera considerada como la radiofonía de mayor relevancia a nivel mundial.

Quienes nos hemos involucrado a lo largo de nuestras vidas en este maravilloso medio,  aprendimos de la importancia de la radio como medio de comunicación, y el rol que esta desempeña para con la sociedad.

Hemos sido educados de la sensibilidad de las frecuencias y que estas pertenecen al estado nacional, y que además deben cumplimentar lo acordado a nivel internacional.

En octubre de de 1951, se reunió en México el Congreso de Frecuencias Radioeléctricas para América Latina, una asociación que tenía a su cargo el registro de asignaciones de frecuencias de radio para el continente americano. Esto significó que aquellas posiciones que no hubieran sido asignadas en tiempo y forma, verían postergadas su puesta en el aire hasta un “Nuevo Congreso Americano”, en el que se sancionaría una nueva regulación para el continente. Esta cuestión tenía un porqué, ya que la Radiofonía se había transformado en una industria que había calado hondo en todos los países del mundo y  era necesario ordenar el espectro para evitar superposiciones a nivel internacional. Por ello, aquellas naciones que no cumplimentaran los requisitos del citado Congreso de México, se arriesgaban a perder la explotación de frecuencias, so pena de ser delegadas a países limítrofes, especialmente Uruguay, Chile, Paraguay y Brasil. Dadas estas circunstancias, fueron varias las emisoras argentinas, fundamentalmente las del interior del país- las que debieron aprestarse con prisa a irrumpir en el aire de sus respectivas regiones, antes del 1 de octubre de 1951.

Hoy, da toda la sensación que aquello ha quedado en el olvido. Ya no se publican los llamados públicos a licitación de las frecuencias a los que estábamos acostumbrados, ya que en nuestro país  aquello que fuera serio, se ha transformado en un verdadero villorio, coptado por okupas inescrupulosos que se han adueñado “del aire putreo” de todos los argentinos.   

En nuestro país existen 7.500 radios ilegales. Las radios-si así se las puede denominar-, ilegales representan el 96.25% de las que emiten en el territorio nacional. Proliferan con total y absoluta impunidad, por su bajo costo y por el favoritismo político. El “eter” esta viciado por emisoras del máximo extremo de la berretada,  al grado que lastima los principios elementales para los que fuera concebida la radiotelefonía.. No existe en el mundo civilizado un caso similar. Argentina también se destaca en esto.

Así como hoy los ciudadanos estamos peligrosamente expuestos a la inseguridad delictiva, por igual lo estamos en materia de radiodifusión.

Pero el 27 de Agosto, una vez más los irreverentes truchos mercaderes de estos tiempos, evocarán la gesta del Coliseo. Y lo peor, es que estos homenajes de rutina, se realizarán desde fatuos pseudos estudios, ubicados en galpones, baños y hasta en cocinas domésticas,  en las mas diversas geografías del país, que con total negligencia, permite y alienta el Estado Nacional.