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n esta "tarde gris" que presenta Buenos Aires, de pronto los medios de comunicación,
como un latigazo dan a conocer la infausta noticia. “A la edad de 88 años Falleció
ALEJANDRO ROMAY.
Quizá
para los jóvenes de hoy, esto no deje de ser una noticia más. Son esos jóvenes del
siglo XXI, que escuchan radio, sin saber nada de ella, porque aquello que hoy se
denomina radio, no es aquella que nos enseñara, quien precisamente a través de
ese “eter” que el jerarquizara, propalara la infausta noticia a lo largo y
ancho del país.
Con la
partida de este mundo de aquel joven tucumano, que con solo 17 años llegara a
esta ciudad que hiciera propia, se va el último radiodifusor probo, creativo y
capaz de transformar a la radio y la televisión, con lo más elemental, su amor
y capacidad inventiva.
Para
quienes, hemos sabido de su existencia, en pleno esplendor de su vida, esta es
una pérdida que deja un espacio vacío. Romay, fue el joven locutor que desde
que partiera de su Tucumán natal, sabía que llegaría para triunfar. Y lo hizo
en todo cuanto se propusiera. Radio, Televisión, Teatro e infinidad de
producciones que mágicamente tocados por su barita mágica de la sabiduría, se
transformaban en éxitos. Su colega Antonio Carrizo, lo valoraba y mucho. “Lo que ha hecho Romay fue extraordinario,
todo artesanal, sin grandes elementos técnicos, solo con su sapiencia y las
familias que sabía conformar entre su personal”.
Romay
como queda dicho, había nacido en San Miguel de Tucumán, el 20 de enero de
1927, y ya en 1940, con solo 13 años de edad, aquella novia que lo subyugara desde
niño, la radio, lo recibía como un grande para integrarse al elenco de
locutores de LV7 Radio Tucumán, por entonces, la más importante de esa ciudad. Bastaron
solo cuatro años, para que tomara la decisión, que lo empujara a llegar a esta
gran ciudad del tango, su pasión.
Sus
condiciones natas, lo ubican entre los locutores de la por entonces “CATEDRAL
DE LA RADIO ”
Las emisoras que integraban el grupo de la Editorial Haynes ,
LR1 RADIO EL MUNDO, en Maipú 555, que estaba a punto de salir al aire y ya
estaba probando las voces adecuadas que la impronta de los ingleses, querían
imponerle a esa emisora.
En 1936,
ya era locutor estable de esta radio y luego, cuando esta empresa agrega la
frecuencia de LS10, la hermanita menor de que fuera la mas extraordinaria
emisora que conociéramos los argentinos, en la frecuencia de 1030 Khz, el
Estado Nacional, cede la misma, al primer multimedio nacional, la Editorial Haynes.
La figura de Romay, ya consolidada como gran locutor y sus dotes de creativo,
le permiten acceder a la dirección artística de la que de ahí en más seria su
hija sonora más amada. LS10 RADIO LIBERTAD.
En 1960, la
por entonces encasillada como las radios chicas de la época de la mano de aquel
virtuoso hacedor de grandes éxitos, logra lo que fuera el gran sueño de su
vida. Ser el titular de una radio, así Radio Libertad, junto a un grupo de
empresarios de electrodomésticos que lo apoyaran, confiaron en aquel pibe tucumano,
pero ya con las dotes de un porteño capaz y emprendedor e inician un camino que
nunca más los separaría
Durante
toda la década del 60`, aquella Radio Libertad, pasó a ser “LA
RADIO DE ROMAY” habiendo ubicado sus estudios
en la siempre esbelta galería Guemes, subsuelo de Florida 165. Allí por 10 años consecutivos, esta otrora
pequeña emisora, dependiente de El Mundo, comenzó a captar audiencia y a colmar
sus estudios y auditorio con los más conspicuos profesionales de la época.
Sería muy
extenso hacer un recorrido de la excelente y prolífica trayectoria de Alejandro Argentino Saúl, su
verdadero nombre.
En sus alforjas de cultor del éxito en el espectáculo, se
lleva su triunfal paso en la dirección de su otro hijo dilecto, el canal 9 de televisión
y de los grandes espectáculos en el gran coliseo de la Av. Corrientes , el TEATRO EL
NACIONAL.
El paso del tiempo, hicieron que se retirara del quehacer
radial, televisivo y teatral, pero su nombre ha quedado marcado a fuego en el espectáculo
argentino y latinoamericano.
Quienes trabajaron bajo su mando, lo recuerdan con el
cariño y el afecto que supo ganarse desde que aquella formación del “Estrella
del Norte” lo dejara en la Terminal
de Retiro.
Con la muerte de Don Alejandro, se va un pedazo
grande del quehacer artístico y
empresarial argentino, pero su nombre siempre será recordado cuando como hoy, luchemos
en el viciado dial, en busca de aquellos éxitos que gestara un hombre que nació
para hacer radio y televisión de verdad.
Partió de
este mundo El ZAR de la televisión, seguramente en su nueva destino se reencontrará
con grandes radiodifusores, Don Jaime Yankelevich y otros tantos verdaderos
hacedores del quehacer radial. Su nombre nunca será olvidado.
Ver en este blog El mítico subsuelo de la calle
Florida.
7 may. 2013