jueves, 25 de junio de 2015

LA RADIO ESTA DE LUTO

E
n esta "tarde gris" que presenta Buenos Aires, de pronto los medios de comunicación, como un latigazo dan a conocer la infausta noticia. “A la edad de 88 años Falleció ALEJANDRO ROMAY.
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Quizá para los jóvenes de hoy, esto no deje de ser una noticia más. Son esos jóvenes del siglo XXI, que escuchan radio, sin saber nada de ella, porque aquello que hoy se denomina radio, no es aquella que nos enseñara, quien precisamente a través de ese “eter” que el jerarquizara, propalara la infausta noticia a lo largo y ancho del país.

Con la partida de este mundo de aquel joven tucumano, que con solo 17 años llegara a esta ciudad que hiciera propia, se va el último radiodifusor probo, creativo y capaz de transformar a la radio y la televisión, con lo más elemental, su amor y capacidad inventiva.

Para quienes, hemos sabido de su existencia, en pleno esplendor de su vida, esta es una pérdida que deja un espacio vacío. Romay, fue el joven locutor que desde que partiera de su Tucumán natal, sabía que llegaría para triunfar. Y lo hizo en todo cuanto se propusiera. Radio, Televisión, Teatro e infinidad de producciones que mágicamente tocados por su barita mágica de la sabiduría, se transformaban en éxitos. Su colega Antonio Carrizo, lo valoraba y mucho. “Lo que ha hecho Romay fue extraordinario, todo artesanal, sin grandes elementos técnicos, solo con su sapiencia y las familias que sabía conformar entre su personal”.

Romay como queda dicho, había nacido en San Miguel de Tucumán, el 20 de enero de 1927, y ya en 1940, con solo 13 años de edad, aquella novia que lo subyugara desde niño, la radio, lo recibía como un grande para integrarse al elenco de locutores de LV7 Radio Tucumán, por entonces, la más importante de esa ciudad. Bastaron solo cuatro años, para que tomara la decisión, que lo empujara a llegar a esta gran ciudad del tango, su pasión.

Sus condiciones natas, lo ubican entre los locutores de la por entonces “CATEDRAL DE LA RADIO” Las emisoras que integraban el grupo de la Editorial Haynes, LR1 RADIO EL MUNDO, en Maipú 555, que estaba a punto de salir al aire y ya estaba probando las voces adecuadas que la impronta de los ingleses, querían imponerle a esa emisora.

En 1936, ya era locutor estable de esta radio y luego, cuando esta empresa agrega la frecuencia de LS10, la hermanita menor de que fuera la mas extraordinaria emisora que conociéramos los argentinos, en la frecuencia de 1030 Khz, el Estado Nacional, cede la misma, al primer multimedio nacional, la Editorial Haynes. La figura de Romay, ya consolidada como gran locutor y sus dotes de creativo, le permiten acceder a la dirección artística de la que de ahí en más seria su hija sonora más amada. LS10 RADIO LIBERTAD.

En 1960, la por entonces encasillada como las radios chicas de la época de la mano de aquel virtuoso hacedor de grandes éxitos, logra lo que fuera el gran sueño de su vida. Ser el titular de una radio, así Radio Libertad, junto a un grupo de empresarios de electrodomésticos que lo apoyaran, confiaron en aquel pibe tucumano, pero ya con las dotes de un porteño capaz y emprendedor e inician un camino que nunca más los separaría

Durante toda la década del 60`, aquella Radio Libertad, pasó a ser LA RADIO DE ROMAY” habiendo ubicado sus estudios en la siempre esbelta galería Guemes, subsuelo de Florida 165.  Allí por 10 años consecutivos, esta otrora pequeña emisora, dependiente de El Mundo, comenzó a captar audiencia y a colmar sus estudios y auditorio con los más conspicuos profesionales de la época.
Sería muy extenso hacer un recorrido de la excelente y prolífica trayectoria de  Alejandro Argentino Saúl, su verdadero nombre.

En sus alforjas de cultor del éxito en el espectáculo, se lleva su triunfal paso en la dirección de su otro hijo dilecto, el canal 9 de televisión y de los grandes espectáculos en el gran coliseo de la Av. Corrientes, el TEATRO EL NACIONAL.
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El paso del tiempo, hicieron que se retirara del quehacer radial, televisivo y teatral, pero su nombre ha quedado marcado a fuego en el espectáculo argentino y latinoamericano.

Quienes trabajaron bajo su mando, lo recuerdan con el cariño y el afecto que supo ganarse desde que aquella formación del “Estrella del Norte” lo dejara en la Terminal de Retiro.

Con la muerte de Don Alejandro, se va un pedazo grande  del quehacer artístico y empresarial argentino, pero su nombre siempre será recordado cuando como hoy, luchemos en el viciado dial, en busca de aquellos éxitos que gestara un hombre que nació para hacer radio y televisión de verdad.
Partió de este mundo El ZAR de la televisión, seguramente en su nueva destino se reencontrará con grandes radiodifusores, Don Jaime Yankelevich y otros tantos verdaderos hacedores del quehacer radial. Su nombre nunca será olvidado.

7 may. 2013