jueves, 27 de agosto de 2009

89° ANIVERSARIO

“En este país, corre
más rápido el olvido
que la historia.”
Adolfo Bioy Casares

Así, con esta reflexión, deseo rendir homenaje a quienes lo hicieron posible.
“LOS LOCOS DE LA AZOTEA”
Cuatro tipos audaces en el techado del Coliseo...
27 de Agosto de 1920
Primera Transmisión Radiotelefónica en el País y en el Mundo,
desde la sala del
Teatro Coliseo de Buenos Aires, Charcas 1155 (hoy Marcelo T. de Alvear)

Las emisiones iniciadas en el épico Coliseo luego continuaron desde las salas de los Teatros Colón, Odeón y Confitería París.
Éstas fueron las primeras emisiones desde exteriores.

El 27 de Agosto es el Día de la Radiodifusión Argentina
Fecha instituida para celebrar la primera transmisión en el mundo por el sistema Broadcasting, desde un aparato transmisor situado en el Teatro Coliseo, a varios receptores instalados en la Ciudad de Buenos Aires, en un diámetro de 800 a 1.000 metros desde la sala de transmisión.
Los radio-escuchas fueron aproximadamente un centenar de personas amigas de los por entonces aventureros. Dicen que fueron pocos quienes íntimamente confiaban en el éxito del proyecto, que desde ese momento marcaría un hito en la historia de las comunicaciones y por ende el reconocimiento y admiración del mundo entero hacia los científicos argentinos. Los escépticos, casi la gran mayoría amigos de estos “locos”, se encolumnaron en la experiencia de escuchas casi por el compromiso que ameritaba esa fiel amistad. “¿Qué van a hacer estos jóvenes? ¡Están locos!”, susurraban por lo bajo. Pero colosal fue la sorpresa cuando los sonidos irrumpieron en el por entonces virgen aire porteño, y el descreimiento pasó al olvido.
La experiencia que iba a ponerse en práctica no permitía ningún descuido. Todos los detalles, aún los más ínfimos, se tuvieron en cuenta para esta extraordinaria aventura. Tal lo aportado por los físicos Hertz y Marconi en sus ensayos, la expansión de las ondas se favorecían con el agua y terrenos húmedos. Esto hizo que los muchachos con todo su entusiasmo, no dudaran en inundar la Plaza Libertad, ubicada frente al teatro. La antena emisora fue dispuesta sobre la cúpula de una casona ubicada en Cerrito y Charcas, a escasos 50 metros del teatro.
El proyecto contaba con el apoyo del por entonces Intendente Municipal de la Ciudad de Buenos Aires, Dr. José Luis Cantilo, quien gobernara la ciudad capital desde el 5 de diciembre de 1919 al 25 de octubre de 1921. También varios políticos de la época se interesaron por el advenimiento de la radio.
En el área que ocupan el Coliseo y adyacencias, en época de la colonia, se establecieron ranchos de adobe debajo de las tupidas arboledas. Cuentan los historiadores que la zona era asiento de numerosas casa de citas. En julio de 1809 los vecinos, liderados por Fermín de Tocornal, solicitaron al Virrey que una de esas hectáreas fuera transformada en plaza pública: hoy Plaza Libertad.

27 de Agosto de 1920
“Doctorados en Radiodifusión”
Enrique T. Susini
Cesar José Guerrico
Luis Romero Carranza
Miguel Mujica

Sería injusto no reconocer que este grupo se conformaba, además, con aproximadamente 15 fervientes voluntarios amigos, que trabajaron con tesón en pos del mismo objetivo.
Ludovico Assla, Federico Schmith, Ángel Dujovick, Abelardo Catillo, Domingo Zappia, Dionisio Taboada, Enrique Pérez, Felipe Ader, Feliciano Villarino, entre otros, también merecen ser evocados en este nuevo aniversario.

Así anunció el Dr. Enrique Telémaco Susini el concierto que se efectuaba en el Teatro Coliseo de Buenos Aires: “Señoras y señores, la Sociedad Radio Argentina les presenta hoy el Festival Sacro de Ricardo Wagner, Parsifal, con la actuación del tenor Maestri, la soprano argentina Sara César, el barítono Rossi Morelli y los bajos Cirino y Poggi, todos bajo la dirección de Félix Weintgartner, secundados por el coro y orquesta del Teatro Constanzi de Roma”.
La memorable transmisión RADIOFÓNICA duró tres horas, de las 21 a las 24 de aquel 27 de agosto, constituyéndose así el Dr. Susini en el primer locutor y maestro de ceremonias de la radiofonía del mundo.

PRIMER ARTÍCULO PERIODÍSTICO DEDICADO A LA RADIO
La Razón -6ª Edición
Buenos Aires, 28 de agosto de 1920
“Alguien tuvo la feliz ocurrencia de colocar en la sala del Teatro Coliseo un micrófono potente. y anoche una onda sonora onduló vermicular de las 21 a las 24 hs. por el espacio, como cubriendo con un sutil colage de armonías, las más caprichosas, ricas, grávidas y nobles emociones de la ciudad entera.
Lo de anoche, fue algo más que eso, a la maravilla científica sumose la delicadeza conmovedora, que entrañó al pensamiento de quienes lanzaron al espacio sin finalidad interesada alguna, todo el tesoro estético que encierra la partitura de Wagner. Buenos sembradores echaron puñados de emoción al espacio, para que las recogiese cuanto de ella pudiesen tener hambre y sed y a fe que los beneficiados, habrán podido creer que esas notas divinas venían del cielo”.
Miguel Mastrogane

El 12 de octubre de 1934, delegados de cuarenta y tres países se reunieron en Buenos Aires para celebrar el primer Congreso Internacional de Radiodifusión y reconocieron por unanimidad que la transmisión desde el Teatro Coliseo del 27 de Agosto de 1920 fue la primera transmisión radiofónica del mundo. Los congresistas resolvieron que en esa fecha se instituya el Día Internacional de la Radiodifusión.


Como colofón a esta nota homenaje, debería decir que éste es para todos los que desde aquel ya lejano 27 de Agosto de 1920 a hoy, algo han tenido que ver con la radio en el país. Pero no, porque considero que no todos los que se ligaron a este maravilloso medio lo hicieron con el amor que sólo conocen quienes lo han adquirido desde el primer contacto con ella, por sentimiento, por convicción y respeto. En las últimas dos décadas, la radio ha sido y es bastardeada, humillada y para nada, salvo excepciones, cumple la función para la que fue creada. No merecen ser valorados los advenedizos que enfrentan un micrófono como complemento a furtivos éxitos en otras actividades.

miércoles, 26 de agosto de 2009

GRACIAS CAPUANO TOMEY(h)

Gracias Alejandro Capuano Tomey hijo (TOMEY CON “Y” GRIEGA), como solía destacar tu padre en cada una de sus presentaciones. Este amigo, que desde España ingresó al blog y se contactó para agradecer nuestro recuerdo hacia su padre, entre tantos locutores argentinos, ha interpretado el sentido del artículo más allá de la emoción propia de un hijo. A la distancia observa que la tarea de su progenitor ha quedado grabada en el recuerdo de quienes hemos disfrutado de su voz y sus mensajes en su dos grandes pasiones: el JAZZ y el CAMPO. Expreso ha interpretado, ya que ésta es la intención de este modesto espacio: recordar, homenajear y tener siempre presentes a aquellos hombres y mujeres que desde el anonimato físico que genera la radio, sólo con la palabra, han dejado su recuerdo. Mucho me gustaría, y así me lo RECLAMAN los oyentes que -como yo- hemos tenido en esas voces al amigo incondicional para la cita establecida en el dial, saber qué es o qué ha sido de aquellos viejos locutores, queremos que hijos, nietos y amigos nos den noticias de esas glorias con voz y sin imagen que cada quien, los IMAGINÓ Y PERSONIFICÓ A SU MANERA. Así como este orgulloso hijo se contactó con "YO EL OYENTE", me queda la esperanza de que se sumarán más amigos. Ésta es una de las premisas de este blog. Recuerden que de un actor han quedado sus películas, de un poeta han quedado sus poesías, de músicos y cantores permanecen sus discos, pero del locutor -salvo excepciones- no existen archivos de sus voces, se han esparcido por el eter, quedando sólo en el archivo de la memoria de un puñado de sus fieles amigos oyentes. Ese profesionalismo, esas condiciones autodidactas deben ser ejemplo de las nuevas generaciones de los locutores de hoy, que lamentablemente ignoran tantos valores del pasado.

Aquellos que posean material de locutores de la vieja radiofonía, mucho les agradeceré me lo hagan llegar a este blog. Muchas gracias.

domingo, 16 de agosto de 2009

TAMBIEN LA RADIO SE VIO AFECTADA

Recuerdo aquellas épicas transmisiones de fútbol a través de la radio, donde los locutores con toda la emoción que deparaba el inicio de una nueva entrega, expresaban:......"Del torneo de Primera División que Organiza La Asociación del Fútbol Argentino”. Así vienen a mi mente las voces de Rafael Díaz Gallardo, Leopoldo Costa, Ricardo Jurado, Rafael Monzón, Jorge Fontana, Orlando Ferreyro, Roberto Díaz Oromí y tantos nombres que dieron fuste a las tradicionales tertulias “domingueras”. Eran los torneos que organizaba la AFA, claro.
Este recuerdo viene a cuento en estos días en los que se debate el futuro del más popular de los deportes en el país. Aquel latiguillo inapelable sobre la responsabilidad de la organización de los torneos sucumbió definitivamente, ya es cosa del pasado. A partir de 1991, año en el que la AFA anotició a los clubes afiliados y a las ligas del interior de un convenio con una empresa que aportaría dinero a cambio de la exclusividad de las transmisiones televisivas, y los beneficios que ésto conllevaría a los clubes, los representantes de éstos -sin conocer en absoluto de qué se trataba- consintieron el obsequio que, perdido entre otros temas menores, les anticipaba en el Orden del Día el Secretario de la Entidad, en reunión del Comité Ejecutivo. Si bien el séquito de acólitos del Presidente de la Entidad conocía el tema, los menos cercanos se enteraron recién ahí de la gran sorpresa que les tenía Don Julio, para sanear los déficit de las instituciones. Entre aplausos, besos y la unanimidad de los presentes en el salón de reuniones del tercer piso de la calle Viamonte, fueron pocos los detalles del contrato que se dieron a conocer, ésto era ya un hecho consumado. Algunos, quizá los más atrevidos o los que aún no conocían cómo funcionaba este cuerpo colegiado, tímidamente se animaron a preguntar "¿cómo se repartiría el dinero?".
Cuando se conocieron los porcentajes, resultó ser que los clubes chicos (por ese entonces vilmente despreciados, básicamente por el vicepresidente de Boca, recientemente ungido Diputado Nacional) eran los menos beneficiados en el reparto de la torta. Esto motivó después de varias reuniones llegar a un acuerdo medianamente satisfactorio. Todos felices, aún sin haber visto ni el color del papel en que se había formalizado tamaño compromiso contractual. Se esbozó únicamente, como para tranquilizar a ciertos sectores, que se televisarían partidos únicamente los viernes, sábados y lunes por la noche, más el compendio de cada fecha en el ciclo Fútbol de Primera. El máximo jerarca de entonces, es decir el de siempre, garantizó que no se televisarían en los horarios y días tradicionales en que se disputaban los distintos torneos (sábados y domingos por la tarde), aún en el interior, ya que si se televisaba un partido en directo un domingo por la tarde, se perjudicaría a las respectivas ligas representadas por el Consejo Federal del territorio nacional. Hasta aquí, todo correcto.
En estos tiempos, el crecimiento indiscriminado de las radios truchas motivó que se sugiriera además, que únicamente podrían realizar transmisiones aquellas que contaran con el aval del COMFER, en salvaguarda de las emisoras constituidas legalmente.
Pasaron los años y lentamente, la cosa se fue desvirtuando groseramente. Ya todo lo concebido en aquella noche de manos restregadas y sonrisas estridentes se fue diluyendo y a cambio del ingreso económico salvador (con anticipos gestados para "apagar incendios" por el siempre benévolo Don Julio), los dirigentes debieron privarse de opinar y más aún de preguntar dónde había quedado aquel respeto por los campeonatos, las ligas, el público, la ética y el fútbol. Hoy se llegó al extremo de que el hincha no sabe ni el lugar, ni el día ni el horario en que juega su equipo.
Todo fue modificado a cambio de dinero, el toma y daca hacía imposible contrarrestar las decisiones personalistas de la cúpula.
A comienzos del nuevo siglo fue decreciendo el rol que le cupo desde su fundación a la Entidad que agrupa a los clubes de fútbol. Ya los torneos dejaban definitivamente de ser organizados por la A.F.A., sino por la TELEVISIÓN. La entidad madre del fútbol argentino cedió todo: fechas, fixtures, horarios, escenarios, localías, etc.
Las radios, que tradicionalmente transmitían sin permiso alguno cualquier torneo donde participara nuestra Selección, debieron sucumbir ante aquellos que ya decididamente se habían apropiado de nuestro fútbol. Los cánones solicitados hicieron imposible la libre competencia, y ya no eran las de mayor predicamento, sino una o dos las que se hacían de las exclusividades abusivas en sus costos para el resto.
También las radios fueron presa de tantos despropósitos, al extremo de que dos canales hacían una especie de radio show transmitiendo sin imagen los clásicos de cada fecha, en detrimento de las perfectas transmisiones a cargo de verdaderos profesionales.
Esta triste realidad de la que hoy abruptamente se arrepiente Don Julio, ha generado además, un irreverente sentido del ejercicio del periodismo. ¿Qué dirían hoy Fioravanti, Arostegui, Muñoz, Ardigó, Panzeri, Borocotto y tantos otros, al ver a esta comparsa de pretendidos periodistas, que sin escrúpulo alguno han tomado los medios como un juego para ellos, con irreverencias, falta de conocimientos históricos, groseros y generadores solapados de violencia?
Tanta farsa, tanta mentira, tanto "sí, Julio" han destruido la esencia del mayor espectáculo popular no sólo en una cancha, sino en cada tarde de sábado o domingo, cuando las emisiones radiales como parlante cubrían la máxima expresión de la gran fiesta del fútbol en todo el país.
Se cierra un ciclo es cierto, pero nada cambiará mientras el mal manejo del dinero de los dirigentes en sus clubes, más la obcecada pasión del hincha que prefiere el campeonato deportivo antes que el institucional, los obliguen a callar y apoyar todo cuanto impunemente digite Don Julio a cambio de la dádiva, que sólo servirá para apoltronarlo aún más en su sillón de la calle Viamonte, sólo que ahora con nuevos socios.