Con la llegada de la primavera, justo cuando expiraba el 21 advertí que algo había cambiado en una de las emisoras porteñas, LR5 Radio La Red, presentaba un nuevo estilo en su mensaje institucional. Una nueva voz, una nueva musicalización y en algunos de los separadores la inserción de la sigla de la emisora “LR5”.
Bienvenida esta iniciativa, en este blog alguna vez he esbozado mi apreciación de la necesidad de retornar a la tradicional mención de las siglas de cada emisora. La razón, pretende clarificarle al oyente, cuales son las radios debidamente legales y cuales están colgadas en un P.P.P (Permiso Precario Provisorio), en un recurso de amparo o simplemente son impunes usurpadoras del aire.
Con la modalidad vigente, todas por igual se identifican por sus frecuencias, tanto en AM como en la banda de FM, y no debe ser así, porque aquellas emisoras que conforman la red nacional de emisoras con licencias debidamente otorgadas, poseen su correspondiente sigla identificatoria, según convenios internacionales.
Volviendo a la Red, esa esperanza que alimentó mi ilusión de nuevos aires, se enriqueció al percibir un tono mas pausado del locutor en el informativo de las 24, que dicho sea de paso dejo de ser el tradicional panorama informativo, que aún iniciado el nuevo día se lo encabezaba como de la fecha del anterior.
Todo iba bien, pero esa idea de reordenamiento, de prolijidad y de mejor servicio, se desvaneció raudamente cuando comenzó el programa del ascenso. Como siempre, su conductor haciendo gala de soberbia, machismo y arrogancia, dio rienda suelta a su habitual verborragia estentórea, haciendo uso y abuso de un vocabulario propio de quienes creen que con el dinero se llevan al mundo por delante, con la anuencia de los radiodifusores que todo le permiten a quienes compran un espacio y lo pagan bien.
Y como suele determinarlo este productor/conductor… “al que no le gusta que cambie de radio”, YO EL OYENTE ya cambié.