Mentiras que se transforman en verdades. Desde siempre, en los medios de comunicación existieron personajes, que vaya a saber porque extraña razón, se ubicaron en podios inmerecidos. Pero, el paso inexorable del tiempo, va decantando en la realidad, y los ubica donde deben de estar, por obra y gracia de un afectivo apoyo a los gobiernos de turno. Generalmente, estos tristes grises personajes marcaron esas épocas en el más encumbrado de los medios, la televisión.
En cuanto a la radio, es observable como estos, se amontonan en el rol de empleados públicos, recalando en las grillas de las emisoras oficiales, como ultimo aliento de sus cabriolas políticas.
En la actualidad, varios, que durante largo tiempo creyeron embelezar con sus mensajes, han debido bajarse de esa nube de gas en que se ampararon, y resignarse a ser lastre del estado nacional.
Pero lo curioso, es que sin ningún prurito de vergüenza, en esas volteretas, olvidan sus pasados oscuros. Un auto calificado eminente del periodismo deportivo, que sigue destilando su egocentrismo y procacidad, no es ajeno al que, en los comienzos de los años `70, junto a otros, se alinearan en una radioemisora administrada por el gobierno de turno, al amparo del nefasto súper ministro de entonces.
Tristes personajes de la historia de nuestros medios, que siempre existirán. Lo triste, es que el común de los oyentes, quizá no advirtiendo de estos engendros, aún les permiten el ingreso a su intimidad.
Hoy por suerte, la gente tiene muy en claro quienes fueron y son, estos personeros acomodaticios, y no en vano, ya son muchos, quienes han optado por negarles el acceso a sus oídos.