Quienes desde siempre, y por años de vida, fuimos fieles oyentes de la radiofonía argentina, sabemos de su historia, no por lo que nos contaron, sino por todo cuanto desde el receptor o desde la profesión, hemos vivido y disfrutado. Y esas vivencias, me otorgan, en lo personal, la autoridad intelectual necesaria para expresarme, sobre este apasionante tema que nos convoca; la radio y sus protagonistas.
En los ya lejanos años `60, de siglo pasado, cuando la radio, sin tanto alarde tecnológico, pero sí, con contenidos e intérpretes de excelencia, que hoy no existen, la siempre recordada LS10 Radio Libertad proponía nuevas voces, que ya pintaban como exitosas.
Era la radio de Romay, en el subsuelo de la Galería Guemes
En ese grupo de nuevas voces, entre otros, lucían todo el encanto propio de su juventud, más sus dotes profesionales, que avizoraban un promisorio futuro, una señorita llamada Nora Perlé, dulce, agraciada por su figura y su voz, y un langa, locuaz y ocurrente cuyo nombre y apellido, resultaran homónimos de un .caudillo radical, Anselmo Marini.
Ambos, en ciclos separados o juntos, se mostraban diferentes, eran el símbolo de la locución radial de los años 60. Esa capacidad para ejercer la profesión que amaban, también les dio la capacidad para el mutuo amor, del uno hacia el otro. Se casaron y recuerdo aún, cuando el flamante padre, orgullosamente dijo que había nacido Daniela, su primogénita.
Siempre en el medio radial, ambos se caracterizaron por su simpleza, por su don de gente, forjando, más allá del aprecio de la audiencia, el respeto de los colegas, cosa difícil si la hay. Han pasado mas de 50 años, y hoy ambos, con sus valores humanos y profesionales intactos, siguen deleitando y deleitándose con su trabajo. Ella, encantadora y sugerente como siempre, brilla en las noches de cada fin de semana en LR6 Radio Mitre con “Canciones son Amores” El, como aquel galán de sus años mozos, sigue conduciendo desde el corazón, su ciclo “Desde el Alma” cada madrugada de lunes, en LS10 Radio del Plata. Pasaron los años, muchos, y ellos siguieron en esto tan lindo que les regaló la vida, poder ser felices llevándole su arte a quienes como en los ´60, los seguimos reconociendo como fieles exponentes de la buena radio. Daniela creció, y junto a ese desarrollo de vida, siguió creciendo mi afecto y admiración hacia ellos, Nora y Anselmo, los padres de Daniela.