domingo, 7 de febrero de 2010

¡Ah...bueno!


Esbozar un comentario sobre este tema en particular, realmente no me resulta fácil. Si mi óptica se instala en el género humano, hoy mucho no me sorprende, este esta muy degradado. Si lo observo desde lo estrictamente laboral, debo ser contemplativo y caer en un lugar común del saber popular; “La necesidad tiene cara de hereje”.
¡Pero!… pero, siempre lo hay, resulta que cuando el protagonista es un profesional del periodismo, que con sus apreciaciones influye en la opinión pública, la cosa es grave. ¿Cómo explicárselo a quienes de este periodista han hecho una especie de estandarte de la cruda y descarnada realidad?
¿Cómo puede alguien ser un implacable e irreverente critico del gobierno desde las cálidas ondas hertzianas de la costa atlántica, y luego, cuan malabarista del mejor circo, en una gran cabriola, incorporarse a las huestes del servicio oficial de medios públicos del mismísimo gobierno?
¿Serán los 400Km. que separan el litoral marítimo de la Capital Federal, los que hagan cambiar a este caballero sus opiniones y sentimientos?
Hablo, de un expresivo abusador de su gestualidad grandilocuente en sus pasadas incursiones televisivas, que tiene dos mensajes. Opositor y ácido crítico en las lejanías atlánticas y luego empleado consecuente de quien fuera ferviente opositor.
Deseo ser piadoso, me quedo con la discreción de lo expuesto “La necesidad tiene cara de hereje”. Nadie esta exento de tamaña voltereta, más aún cuando Dios aprieta. No considero prudente mencionar de quien se trata por simple respeto ético, por vergüenza ajena, o ambas cosas. Pero precisamente por tratarse de seres humanos, será lo único incondicional de cada ser, su conciencia, quien podrá explicar al propio protagonista el porque de este repentino viraje de ayer a hoy.
Todo cambia: ¿sera el factor climatico?
Esto, nos demuestra que no debemos aferrarnos a las posiciones interesadas de los cientos de opinologos que nos acosan a toda hora en cada rincon del dial a lo largo y ancho del país.
Oyentes, digamos vasta a estas programaciones mal intencionadas,especuladoras, vasta de charlatanes.
Si es bueno o malo el gobierno discernilo vos. Poné atención si la educación de tus hijos, la remuneración de tu trabajo, la atención medica pública, la seguridad, etc. te satisfacen o no. Los argumentos de tu propia valoración personal, te daran el panorama de tu realidad. Si querés escuchar radio, ponele el oido a la música o aquello que sea interesante para enaltecer tus valores culturales, espirituales y humanos.
Digamos vasta, no seamos rehenes de intereses espureos que muy lejos estan de nuestros beneficios.
La radio nos debe informar, ilustrar y distraer. Que este medio vuelva a ser el espectaculo del aire, no el chismerío falaz e interesado.