domingo, 8 de febrero de 2009

ESPEJITOS DE COLORES

En algunas de las entregas anteriores he abordado el tema de la imprudente cantidad de emisoras ilegales que han invadido el dial en ambas frecuencias. Sin pretender entrar una vez más en el compromiso del ente que debe regular el tema, hoy deseo hacer referencia a un gran absurdo, producto del desorden imperante. La referencia es a la gran cantidad de transmisiones de fútbol al que ese desprolijo espectro, amparado por el Estado, está expuesto como cómplice directo del desenfado con que se especula ante jóvenes víctimas de una pasión. Existen transmisiones tácitamente paupérrimas que pretenden competir con aquellas entregas serias, responsables y profesionales que acaparan la cuasi totalidad de la audiencia, a lo que hay que agregar que en la actualidad también todos los partidos son televisados. ¿Quiénes son los irresponsables que confían su publicidad a estas aberraciones de pretendidas transmisiones, por llamarlas de alguna manera? Si bien soy conciente de que el bichito de la radio cuando pica lo hace fuerte, considero que es un tremendo error jugar al periodista amparado por el afán de lucro incondicional y desmedido de los pretendidos radiodifusores sin escrúpulos, cuyo único objetivo es vender espacios sin importar la calidad del producto a emitir. ¿Acaso cuando compraste el espacio te pidieron un demo? Seguro que no.
Muchachos, les sugiero que no se incineren, no dilapiden sus dineros, no defrauden a amigos, familiares y vecinos obteniéndoles un aviso por obligación. Si son realmente periodistas, tengan pudor y amor propio. Del ridículo no es fácil volver, nunca podrán lograr competir con los clásicos del relato, que ya tienen su propio caudal de fieles oyentes cautivos, a no ser que apuesten a un medio serio. Sepan que por más esfuerzos que por vocación realicen el servicio no es bueno, que lo hace irrespetuoso hacia el ocasional oyente. Sepan que estos advenedizos piratas del aire, no les brindan la técnica que amerita un medio donde la tecnología avanza día a día, el audio es grosero y fraudulento. Mentalícense de que un profesional debe SER REMUNERADO Y NO PAGAR A PÉRDIDA PARA EJERCER LA PROFESIÓN, engrosando los bolsillos de estos traficantes de pasiones vocacionales. Si objetivamente se consideran probos para la función, caminen, golpeen puertas, hagan contactos serios, presenten demos, empiecen bien de abajo, como lo hicieron los grandes del periodismo. Siempre alguna emisora oficializada u organización seria y respetable, aún del interior, les dará un lugar y serán reconocidos. Así aprenderán un sinfín de estrategias in situ y gozarán de un futuro regularmente venturoso.

Comenzó un nuevo torneo del Fútbol Argentino, y son cada vez más quienes desde tristes propaladoras con antena amparadas por el Estado, pretenden competir con aquellas emisoras que cuentan con relatores, comentaristas y equipos acreditados y avalados por anunciantes de peso.
Ayer, vos joven relator, que con sana pasión pretendiste transmitir a River o Boca en una radio clandestina, ¿crees que alguien te escuchó más allá de tu familia y algún amigo de fierro? ¡PENSALO!, y NO permitas que te sigan timando en la ilegalidad. Las radios oficiales deben poseer una sigla que las identifique otorgada por el Estado Nacional (LS5-LS10-LU6-LV8-LU27-LT34 etc.) a través de asignaciones por convenios internacionales.