En varias de mis intervenciones he hecho referencia a la "radio cadena" (todos hablan de lo mismo, entrevistan a los mismos y en el mismo horario). Prueba más que suficiente para demostrar esta realidad, es recorrer el dial en ambas bandas, en cualquier rincón del país. Ésto advierte una total carencia de algo que debe primar en todo espectáculo -y la radio lo es-: no existe creatividad e idoneidad de conductores (salvo excepciones) y productores. Hoy no están esas ideas nuevas convocantes en los medios de comunicación, y la radio no podía escapar a esta precariedad. Cacho Fontana, El negro Marthineitz y Neustadt, por nombrar algunos, fueron verdaderos creativos que quedarán en el recuerdo. "El Fontana Show", "El Show del Minuto", y los programas de análisis periodístico con la participación de los protagonistas en vivo desde las 6 de la mañana, fueron respectivamente innovaciones de estos hombres, verdaderos refundadores en materia radiofónica.
Pero en este análisis, y olvidando a muchos, sería injusto no reconocer al verdadero mentor de los amaneceres radiales. Julio Lagos, entre los años '60 y '70, proponía desde LR3 Radio Belgrano, y luego desde otras emisoras, una nueva modalidad periodística, CHARLANDO LAS NOTICIAS. Un ciclo donde, de forma amena, alegre y cordial leía las noticias de los matutinos y las comentaba en un tono no rimbombante, a diferencia del acartonado estilo de un panorama informativo convencional.
Menciono a Julio Lagos y obligadamente debo considerarlo como uno de los "diferentes" de nuestra radio contemporánea. Hace un par de años, Lagos hace gala de esa madurez profesional y, desde Radio del Plata (de 4 a 6), proponía "DESPIERTO y por la CALLE". Salía con la radio a la calle, compartiendo con los protagonistas de cada jornada cuando despierta el día, a través de su tesonero deambular por las entrañas de la ciudad. Muy buena propuesta. En este ciclo, lo hacía en un tono bien arriba, adecuado a su estilo y horario. Hoy, en este clásico de transferencias que es el ir de radio en radio, su programa lo emite Radio Diez, pero, desde las 2 de cada día y hasta las 6, haciéndolo en los mismos tonos, casi a estridentes gritos. Entiendo que en esa franja horaria el oyente que espera la voz cálida y apacible no puede asociarse a este estilo que propone su conductor. Me parece excelente la propuesta, magnífica la capacidad de Lagos, pero Yo, el Oyente saldría del cliché que desde hace años se ha enquistado en cuanta radio capte el dial. Entiendo que esta buena propuesta por diferente, novedosa, dinámica y por el estilo de su creador, bien cabría ubicarla en el segmento horario de 9 a 12, cuando el ritmo del país y su gente ha tomado vida activa y cuando la radio va en busca de los protagonistas, y las necesidades del ciudadano se plasman de cara al conductor. Si fuera gerente de contenidos de una emisora, con seguridad así lo haría.
Es una verdadera lástima que una propuesta tan disímil al común denominador de la cada día más declinante programación radiofónica quede marginada en un horario que para nada le pertenece. En esta emisora y en este horario, no le auguro mucha vigencia a la oferta de Julio Lagos. Si algún gerente artístico se jugara en esta idea, seguramente en un año serán varias las radios que imitarán la misma.
Pero en este análisis, y olvidando a muchos, sería injusto no reconocer al verdadero mentor de los amaneceres radiales. Julio Lagos, entre los años '60 y '70, proponía desde LR3 Radio Belgrano, y luego desde otras emisoras, una nueva modalidad periodística, CHARLANDO LAS NOTICIAS. Un ciclo donde, de forma amena, alegre y cordial leía las noticias de los matutinos y las comentaba en un tono no rimbombante, a diferencia del acartonado estilo de un panorama informativo convencional.
Menciono a Julio Lagos y obligadamente debo considerarlo como uno de los "diferentes" de nuestra radio contemporánea. Hace un par de años, Lagos hace gala de esa madurez profesional y, desde Radio del Plata (de 4 a 6), proponía "DESPIERTO y por la CALLE". Salía con la radio a la calle, compartiendo con los protagonistas de cada jornada cuando despierta el día, a través de su tesonero deambular por las entrañas de la ciudad. Muy buena propuesta. En este ciclo, lo hacía en un tono bien arriba, adecuado a su estilo y horario. Hoy, en este clásico de transferencias que es el ir de radio en radio, su programa lo emite Radio Diez, pero, desde las 2 de cada día y hasta las 6, haciéndolo en los mismos tonos, casi a estridentes gritos. Entiendo que en esa franja horaria el oyente que espera la voz cálida y apacible no puede asociarse a este estilo que propone su conductor. Me parece excelente la propuesta, magnífica la capacidad de Lagos, pero Yo, el Oyente saldría del cliché que desde hace años se ha enquistado en cuanta radio capte el dial. Entiendo que esta buena propuesta por diferente, novedosa, dinámica y por el estilo de su creador, bien cabría ubicarla en el segmento horario de 9 a 12, cuando el ritmo del país y su gente ha tomado vida activa y cuando la radio va en busca de los protagonistas, y las necesidades del ciudadano se plasman de cara al conductor. Si fuera gerente de contenidos de una emisora, con seguridad así lo haría.
Es una verdadera lástima que una propuesta tan disímil al común denominador de la cada día más declinante programación radiofónica quede marginada en un horario que para nada le pertenece. En esta emisora y en este horario, no le auguro mucha vigencia a la oferta de Julio Lagos. Si algún gerente artístico se jugara en esta idea, seguramente en un año serán varias las radios que imitarán la misma.