“Harto ya de estar harto”, cuenta Serrat en una de sus obras. Esta expresión de fastidio bien cabe para definir al periodismo que desde hace años se ha enquistado en nuestra radiotelefonía. Perdón, dije periodismo y no es este el sustantivo que corresponde. Debí expresar lectores de diarios y televidentes de canales de cable. Obsérvese que los periodistas radiales no generan noticias a través de sus propias investigaciones y producciones, se retroalimentan de las noticias de los diarios y estos a su vez de aquello que expresaron en todas las emisoras el entrevistado de turno. Hoy, aquellos que dicen hacer periodismo, desde bien temprano se abocaron al tema Lucas, el joven encontrado muerto en la morgue judicial, y como Clarín presentó un reportaje a un encargado de un edificio que dice haberlo ayudado, todos los movileros convergieron a la calle Salguero en busca de la figura mediática del día.
Lo curioso y alarmante es que todos averiguaban sorprendidos al igual que yo, y usted Doña María ¡¡¡como puede ser posible que nadie haya dado cuenta de su filiación!!!! ¿No hay un registro de huellas dactilares? Se preguntaban alarmados. Señores, esto ustedes deben saberlo e informarlo a la audiencia con convicción y sin dudarlo. Seguramente mañana, aparecerán aclaraciones cuando algún matutino explique, infografía mediante como es este proceso.
¿Es que acaso usted señora Magdalena que ostenta-en una autentica demostración de engreimiento- ser la periodista más informada del país, en detrimento de sus colegas, no sabía de esta brecha jurídica y de tamañas falencias administrativas? Lamento decirle que hoy, cuando usted reporteó al citado encargado, este ya era figura, porque sus colegas lectores de diarios en una gran mayoría ya lo habían entrevistado.
¿Cuando apreciarán que esta invención de Bernardo Neustad de los años ´60, de despertar a los políticos y funcionarios casi de madrugada ya es cosa de un pasado perimido, arcaico y reiterativo en ambas bandas del dial?
Basta por favor, sean creativos, sean decorosos con la profesión. Con razón gran parte del periodismo es crítico del gobierno, si todos absolutamente todos, se nutren de aquellos medios no afines al poder.
En este amplio y sistematizado menú radial reiterativo, copiado e imitado donde todo es igual y nada es mejor, se han puesto a incursionar personajes que carecen de las más elementales reglas de la gramática y el vocabulario. Incapaces de concebir una frase de diez palabras seguidas, sin matices de voz y sin la menor idea del significado de conducir un programa de radio.
También en la década del `60, Julio Lagos, creó un novedoso ciclo “Charlando las noticias”. Trabajo honesto por cierto y además bien logrado. Daba lectura a los diarios a manera de charla coloquial y no con la solemnidad que hasta entonces era característica en la radiofonía argentina.
¿En mi condición de oyente me pregunto? ¿Existen en las radios gerentes artísticos? ¿Cuál es la razón por la cual los anunciantes aún apuestan a este desparpajo mañanero?
Alguna vez escuche hablar del periodismo de investigación, ¿investigar es conversar a los gritos con un ministro a las 7 de la mañana, como comadre de barrio refutando con enfado lo que expresa en el diario? Es que acaso no piensan que el oyente es un ser que no quiere gritos histéricos para comenzar su jornada.
Además otra irresponsabilidad de estos sacrificados madrugadores es el abandono de las noticias y sus protagonistas. Día a día aparecen nuevos temas, y el de ayer ya fue, no se habla más y queda en el olvido hasta que el gran diario argentino lo ponga nuevamente en el tapete.
Me cuesta creer que año tras año se siga con esta forma de hacer radio, todos a la misma hora exactamente lo mismo, diría que en el conjunto conforman una cadena nacional. Por una cuestión de dignidad, de principios éticos ¿no se les cae una idea de innovar, de gestar algo distinto? ¿Cuando aparecerá un reformador emulo de Cacho Fontana, para patear el tablero de la rutina anodina y el automatismo generalizado?
¿Que pasará el día que a estos señores y señoras que dicen hacer periodismo, se les jubile el canillita? Quizá ahí surja la necesidad de una nueva forma de iniciar cada mañana.
Recuerden: La moda es para quienes carecen de ideas
Lo curioso y alarmante es que todos averiguaban sorprendidos al igual que yo, y usted Doña María ¡¡¡como puede ser posible que nadie haya dado cuenta de su filiación!!!! ¿No hay un registro de huellas dactilares? Se preguntaban alarmados. Señores, esto ustedes deben saberlo e informarlo a la audiencia con convicción y sin dudarlo. Seguramente mañana, aparecerán aclaraciones cuando algún matutino explique, infografía mediante como es este proceso.
¿Es que acaso usted señora Magdalena que ostenta-en una autentica demostración de engreimiento- ser la periodista más informada del país, en detrimento de sus colegas, no sabía de esta brecha jurídica y de tamañas falencias administrativas? Lamento decirle que hoy, cuando usted reporteó al citado encargado, este ya era figura, porque sus colegas lectores de diarios en una gran mayoría ya lo habían entrevistado.
¿Cuando apreciarán que esta invención de Bernardo Neustad de los años ´60, de despertar a los políticos y funcionarios casi de madrugada ya es cosa de un pasado perimido, arcaico y reiterativo en ambas bandas del dial?
Basta por favor, sean creativos, sean decorosos con la profesión. Con razón gran parte del periodismo es crítico del gobierno, si todos absolutamente todos, se nutren de aquellos medios no afines al poder.
En este amplio y sistematizado menú radial reiterativo, copiado e imitado donde todo es igual y nada es mejor, se han puesto a incursionar personajes que carecen de las más elementales reglas de la gramática y el vocabulario. Incapaces de concebir una frase de diez palabras seguidas, sin matices de voz y sin la menor idea del significado de conducir un programa de radio.
También en la década del `60, Julio Lagos, creó un novedoso ciclo “Charlando las noticias”. Trabajo honesto por cierto y además bien logrado. Daba lectura a los diarios a manera de charla coloquial y no con la solemnidad que hasta entonces era característica en la radiofonía argentina.
¿En mi condición de oyente me pregunto? ¿Existen en las radios gerentes artísticos? ¿Cuál es la razón por la cual los anunciantes aún apuestan a este desparpajo mañanero?
Alguna vez escuche hablar del periodismo de investigación, ¿investigar es conversar a los gritos con un ministro a las 7 de la mañana, como comadre de barrio refutando con enfado lo que expresa en el diario? Es que acaso no piensan que el oyente es un ser que no quiere gritos histéricos para comenzar su jornada.
Además otra irresponsabilidad de estos sacrificados madrugadores es el abandono de las noticias y sus protagonistas. Día a día aparecen nuevos temas, y el de ayer ya fue, no se habla más y queda en el olvido hasta que el gran diario argentino lo ponga nuevamente en el tapete.
Me cuesta creer que año tras año se siga con esta forma de hacer radio, todos a la misma hora exactamente lo mismo, diría que en el conjunto conforman una cadena nacional. Por una cuestión de dignidad, de principios éticos ¿no se les cae una idea de innovar, de gestar algo distinto? ¿Cuando aparecerá un reformador emulo de Cacho Fontana, para patear el tablero de la rutina anodina y el automatismo generalizado?
¿Que pasará el día que a estos señores y señoras que dicen hacer periodismo, se les jubile el canillita? Quizá ahí surja la necesidad de una nueva forma de iniciar cada mañana.
Recuerden: La moda es para quienes carecen de ideas