sábado, 17 de julio de 2010



Es habitual escuchar frases de casete, donde se expresa “Los homenajes hay que hacerlos en vida”. Quienes, esgrimen estos pensamientos, muchas veces con un acentuado tinte político, no están muy lejos de una certeza. Pero, el homenaje a quienes realmente lo merecen, debe ser tributado no solo con oratorias, ni con presentes materiales. Entiendo que esto es aleatorio, a la verdadera distinción a que se debe reconocer en vida, a quienes forjaron con talento, hechos que son ejemplos a los que se debe acudir aún con el paso del tiempo.
Hoy, en este espacio, “yo el oyente” desea rendir un homenaje. El destinatario es un verdadero hacedor contemporáneo de cuanto refiere a medios de comunicación. Me atrevo a expresar que su nombre es sinónimo de ellos.
Alejandro Romay, este hombre de 83 años, nacido en San Miguel de Tucumán el 20 de enero de 1927, es la esencia de la radio y la televisión de nuestro país. Hoy, cuando nuestra radiofonía yni hablar de la televisión!, están transitando la peor etapa de la historia, bien correspondería como mejor testimonio de verdadera consideración, respeto y agradecimiento de cuanto nos brindara, recurrir a sus conocimientos para que su sabiduría sea tomada por quienes ostentan irreverentemente la responsabilidad de generar contenidos.
Tengo la mas absoluta convicción que quienes en la actualidad, enarbolen las banderas del estilo Romay tanto en radio como en televisión, no solo favorecerán a los medios audiovisuales, como servicio, sino a los receptores de ellos, el común de una ciudadanía ávida de aquellas propuestas.

Pablo Sirvén, periodista, escribía en La Nación el 14 de Mayo de 2006: Habrá que levantarle, nomás, un monumento a don Alejandro Romay, el mismo que denostábamos, a veces, en los 60 y en los 80 porque teníamos la sensación de que, por momentos, tiraba abajo el nivel de la televisión privada de esas décadas”/ “Parafraseando a Perón, podría decirse que lo que hizo Romay en la TV no fue tan bueno, pero de lo que no cabe duda es de que quienes vinieron después fueron claramente peores”.
Quien recuerde aquella gloriosa LS10 RADIO LIBERTAD del subsuelo de la Galería Guemes, y el viejo Canal 9, sin duda estará reconociendo, en este Locutor que se iniciara hace setenta años en LV7, como el creador de un estilo único, que para quienes lo disfrutamos, es marca de idoneidad registrada de la verdadera radio y televisión argentina.

Hoy, cuando comienza a gestarse la esperanza de un renovado aire cualitativo en los medios, quienes tienen a su cargo la Autoridad de Aplicación de los Servicios de Comunicación Audiovisual, les cabe la urgente responsabilidad de propiciar una mejor calidad de programaciones. Que sirva el ejemplo de Alejandro Romay, precursor viviente en la materia, como paradigma, a tener en cuenta para recobrar el orgullo argentino, de poseer medios de comunicación decorosos ante el consenso mundial.
Este será sin duda, el mejor homenaje en vida, hacia quien aún con los más impensados obstáculos constituyera una escuela única e irrepetible que por siempre llevará su nombre.
Aquellos jóvenes que abrasen el camino de la comunicación, pregunten, investiguen,
y cultiven las materias de esta escuela. No será en vano.

Don Alejandro, sepa que somos muchos los apasionados del mas maravilloso medio de comunicación, LA RADIO, que le estamos muy agradecidos por aquella maravillosa LS10 RADIO LIBERTAD, frecuencia 1030 Kc. de la década del ´60. Sus fieles oyentes