En estos días, se ha abierto un gran interrogante sobre la veracidad o no, de la caída de la "radio líder del país", según reza el slogan, creado por el Dr. Daniel Hadad, para su radio Diez. Según las mediciones, que descreo, ha comenzado el desplome de aquella radio, que en los años ´90 se vislumbrara como diferente.
Haciendo un poco de historia, recuerdo que aquella propuesta, fue notoriamente disímil, a lo que luego fue,y actualmente es. Seguramente, obnubilados por las mediciones, no repararon que, inexorablemente, caerían en su propia trampa. Farsa, que comenzara en connivencia, con el gremio de taxistas de los hermanos Viviani, a fines de los ´80, en una vil zancadilla, que algunos secuaces impresentables,hoy tambaleantes en esa casa, le hicieran a Antonio Carrizo.
Haciendo un poco de historia, recuerdo que aquella propuesta, fue notoriamente disímil, a lo que luego fue,y actualmente es. Seguramente, obnubilados por las mediciones, no repararon que, inexorablemente, caerían en su propia trampa. Farsa, que comenzara en connivencia, con el gremio de taxistas de los hermanos Viviani, a fines de los ´80, en una vil zancadilla, que algunos secuaces impresentables,hoy tambaleantes en esa casa, le hicieran a Antonio Carrizo.
Así como la “tinelización” de la televisión, marca claramente la idiosincrasia de la sociedad, también en materia radial, los oyentes de radio Diez, han dado muestra, de la falta de autoestima, adictos al flagelo verbal.
Pero, tanto va el cántaro a la fuente…. y se rompió nomás! Así como resultara simpático hace diez años, el humor de Rolo Villar, hoy resulta penosamente reiterativo, al extremo que muchos, seguidores de Marcelo Longobardi, desde sus comienzos, en Radio El Mundo en los años ´80, han emigrado, saturados por el balcarceño de Los Pinos.
¿Hubo quizá entendidos del medio, que pudieron aceptar, como un auténtico conductor a González Oro? Entiendo que no, fue una mentira mas, lograda por el despotismo de su estilo, y solo la vorágine de promociones, premios y otros ganchos premeditados, como los elementos, que permitieron la permanencia, de alguien, que resulta sinónimo de soberbia, mal gusto y desprecio, hacia quienes no comulgan sus ideas. La gente, ya saturada de personajes irreverentes e ídolos de barro, como este y sus acólitos, optan cada día, por cambiar el dial sin dilación.
¿Fue el propio Hadad, conocedor del medio, como pocos, quien incluyera a Carlos Monti, para tapar el “pozo negro” dejado por el anterior ocupante del espacio del mediodía? De ser así, resulta preocupante, y también entendible, el porque, de esta debacle en franca picada.
Aquellos que en estampida, dejan
¿Puede alguien, que se precie de quererse a si mismo, ser receptor, de cuanta atrocidad le venga a la boca del obsceno e impertinente Gelblum? ¿Esta es la libertad de expresión, que tanto pregonó el gobierno? ¿Qué les ocurre a los directivos del combatido multimedio, que auto destruyeron verdaderas reliquias como El Trece y Mitre?
Pero, la radio, no es la televisión. Hoy, por esas cosas extrañas del medio, y en este verdadero burdel dominante, existen en el dial, oscuras ofertas truchas, carentes de calidad profesional y técnica, pero, que como arcaicas vitrolas, pasan música en continuado, cumplimentando los mas bizarros gustos, de sus escasas decenas de oyentes.
Y así, la gente, ya harta de estar harta, se dispersa en estas tristes propaladoras con antena que, como una “salada” radial, irrumpen en el nauseabundo aire, del régimen radioeléctrico del país. La nueva Ley, ¿se aprobó?
Mientras todo esto ocurre, a quienes aman la radio, solo les queda la utopía, que Luís Salerno, desempolve su ciclo “La radio atrasa” para disfrutar, de la verdadera radio argentina.